Como he contado antes, desde que hay una pequeña persona creciendo dentro de mi no soy la persona más organizada del mundo, tal vez no lo he sido nunca y hasta ahora he tenido tiempo de notarlo jaja.
El sábado pasado me propuse hacer limpieza del que será el cuarto de la bebé y que por ahora es el cuarto de los “tiliches” (cosas que se guardan, acumulan, inservibles pero que siguen ahí).
Pasé 4 horas, organizando mis bolsas. Y no es que tenga muchas, noo, es que es íncreible la cantidad de cosas que puedo almacenar en ellas, con decirles que junté más de 15 botellas de agua vacías y basura al por mayor, pasando por mis talones de cheque (recibos de nómina), recibos de la luz, agua, teléfono de tiempos ancestrales y una que otra fruta a punto de descomposición.
Que vergüenza.
Si hubiera visto todo eso mi madre… lo bueno que vive del otro lado de la ciudad y nunca viene a visitarme muajaja.
Por lo pronto me detengo a pensar: “Y si esto sigue así cuando tengamos a la niña?”